miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Qué hacer ante una hemorragia?

Una hemorragia se produce cuando la sangre brota de los vasos sanguíneos como consecuencia de una lesión. Si la sangre se vuelca hacia el exterior del organismo, estamos ante una hemorragia externa. Las más frecuentes ocurren en los miembros superiores o inferiores.

¿Cómo se clasifican las Hemorragias?
Según el lugar al que va la sangre que se pierde, las hemorragias se clasifican en:

Externas
Son aquellas en las que la sangre se vierte hacia el exterior del organismo a través de una herida.
Internas
Se originan en el interior del organismo, sin que se evidencie la salida de sangre, que queda debajo de la piel o se acumula en alguna cavidad (como el tórax, el abdomen o la pelvis).
Exteriorizadas
Se producen en el interior del organismo, pero fluyen hacia el exterior a través de los orificios naturales del cuerpo, la nariz, la boca, los oídos, la vagina y el ano.

Asimismo, se pueden clasificar según el tipo de vaso sanguíneo lesionado:


Capilares: la sangre, de color rojo, sale suavemente y en escasa cantidad.
Venosas: la sangre, de color rojo oscuro, brota de forma continua, ya sea escasa o abundantemente.
Arteriales: la sangre, de color rojo brillante, sale a borbotones, de forma intermitente y en abundante cantidad.

¿Cómo actuar ante una hemorragia externa?

Para detener una hemorragia externa, el procedimiento básico indicado es la compresión directa.

¿Qué no debemos hacer ante una hemorragia externa?
No debemos utilizar la compresión directa cuando el sangrado sea consecuencia de una fractura expuesta.Tampoco debemos aplicar un torniquete. Esta técnica, actualmente en desuso, conlleva el riesgo de producir lesiones graves en el miembro afectado, debidas a la compresión intensa y sostenida.

¿Qué sí debemos hacer ante una hemorragia externa?
Usar guantes desechables. Si no hay a mano, utilizar una bolsa de plástico limpia.
Acostar a la persona en un lugar seguro.
Localizar la lesión, a fin de determinar el tipo de hemorragia.
Mantener en su lugar cualquier objeto que esté clavado.
Presionar directamente sobre la herida con apósitos limpios y estériles. En su reemplazo, se pueden utilizar gasas o cualquier tela limpia (pañuelos, remeras, camisas, trozos de sabanas, etcétera)
Colocar otro apósito sobre el primero, si fuera preciso
Rodear la herida con una venda compresiva, sin retirar los apósitos con los que se realizo la presión. En el caso de que continúe sangrando, colocar otra venda más, sin quitar la anterior.
Llamar al servicio de emergencias médicas.
Trasladar al accidentado a un centro médico, si fuera necesario.
Recordar que si la sangre brota de forma lenta, el sangrado cederá fácilmente cuando se presione la herida de forma abundante o a borbotones, debe presionarse la herida con firmeza durante un lapso mayor.

¿Cómo aplicar un vendaje sobre hemorragias?

El denominado vendaje compresivo es utilizado para sujetar los apósitos que se emplean en la detención del sangrado durante una hemorragia.
Para este tipo de vendaje se indican las vendas de rollo (en general, de algodón) de distintos anchos, dependiendo de la zona que se deba vendar; las angostas sirven para las manos y las muñecas; las medianas, para los brazos y los tobillos; las anchas, para las piernas.

Las principales técnicas de vendaje aplicadas en estos casos son las siguientes:

Vendaje Circular
Se utiliza para sujetar los apósitos en la frente o en los miembros superiores e inferiores. En este vendaje, cada vuelta de venda cubre por completo la vuelta anterior, de modo tal que el ancho del vendaje se corresponde con el ancho de la venda.
Vendaje en espiral
Se usa para vendar los dedos, los brazos, las piernas. El vendaje se debe realizar desde la parte distal (la más alejada del corazón) hacia la proximal (las mas cercana) , colocando la venda en posición ligeramente oblicua.
Cada vuelta de la venta, paralela a la anterior, cubre parcialmente la vuelta anterior, aproximadamente dos tercios del ancho de la venda.

¿Qué no debemos hacer al aplicar un vendaje?
No desenrollar demasiado la venda
No aplicar poca fuerza al vendar, si el vendaje queda flojo, seguramente se saldrá.
No colocar la venda con demasiada fuerza, si el vendaje queda muy apretado, puede provocar dolores y trastornos circulatorios.
No situar los extremos inicial y terminal de la venda sobre el lugar donde se produjo la hemorragia, para mayor comodidad del herido.

¿Qué sí debemos hacer al aplicar un vendaje?
Utilizar vendas del tamaño adecuado, según la zona que se deba vendar.
Colocar el vendaje sobre el apósito
Sujetar la parte enrollada de la venda con una mano la libre con la otra.
Vendar de izquierda a derecha.
Superponer por completo las primeras dos vueltas de venda, a fin de asegurar bien el vendaje.
Mantener la misma presión durante la aplicación del vendaje, de modo que la tensión resultante sea homogénea.
Sujetar una vez que se termine de vendar, el extremos de la venda con un alfiler de gancho, con tela adhesiva o con la misma venda, cortándola al medio en su extremo y anudándola luego de dar un par de vueltas.

¿Cómo actuar ante una hemorragia interna?

En las hemorragias internas, la sangre que se pierde debido a la rotura de algún vaso sanguíneo se vuelca hacia el interior del organismo. Estas hemorragias son difíciles de reconocer, ya que no hay evidencias visuales de sangrado. Pero se puede sospechar de su existencia por el tipo de accidente y los síntomas del accidentado.
Existen dos mecanismos por los que se producen hemorragias internas:
Hemorragias donde la sangre fluye hacia una cavidad interna cerrada
En este caso, estamos en presencia de hemorragias potencialmente peligrosas, porque la víctima puede entrar en estado de shock.

¿Qué hacer ante estas hemorragias internas?
Activar el sistema de emergencias médicas
Tranquilizar al accidentado
Controlar los signos vitales
Acostar boca arriba a la víctima, con las piernas elevadas y los brazos estirados.
Aflojar todo aquello que comprima al accidentado, para mejorar la circulación.
Cubrir al accidentado con una manta
Iniciar las maniobras de soporte vital básico, como el RCP.
Hemorragias donde la sangre no fluye a ninguna cavidad sino que se infiltra en tejidos.
Estas hemorragias dan lugar a las equimosis y los hematomas. Los hematomas pueden ser subcutáneos, intramusculares o periósticos.

¿Cuáles son los síntomas de las hemorragias internas?
Hay síntomas que pueden hacernos sospechar que se produjo una hemorragia en un órgano interno, aunque muchas veces esos síntomas aparecen de manera tardía. La existencia de síntomas depende de la cantidad de sangre que se pierda.
Si la cantidad de sangre es poca, por lo general no aparecen síntomas. En caso contrario, pueden aparecer algunos de los siguientes síntomas:
Palidez
Sudoración fría
Pulso rápido y débil
Dificultad para respirar
Pérdida del conocimiento
Somnolencia
Incoherencia
Hipotensión
Debilidad

¿Qué causas generan hemorragias internas?
Algunas de las causas más comunes son:
Traumatismo de tórax. Puede producir una hemorragia en la cavidad pleural (hemotórax) o en el pericardio (hemopericardio).
Traumatismo en abdomen. Puede ocasionar hemorragia intraperitoneal o extraperitoneal.
Traumatismo de cráneo. Puede ocasionar un sangrado en el cerebro (hemorragia intracerebral), en el espacio alrededor del cerebro (hemorragia subaracnoidea) o un coágulo de sangre dentro del cráneo, que causa presión (hemorragia subdural).
Lesiones articulares. Pueden producir hemorragias en las cavidades artículares (hemartrosis).
Aneurismas y otros trastornos vasculares
Heridas con armas blancas o de fuego
Hemofilia
Fracturas óseas

¿Cuáles son los síntomas de las hematomas?

Los principales síntomas de un hematoma son: dolor, inflamación y decoloración de la piel, y palidez generalizada, en el caso de que la pérdida de sangre haya sido importante. Los hematomas en la piel son de color violáceo, debido a que se trasluce la sangre acumulada. Los óseos son más severos y dolorosos.


¿Qué causan los hematomas?
Los hematomas son generalmente ocasionados por caídas, lesiones durante la práctica de un deporte, accidentes automovilísticos, o golpes recibidos de parte de personas u objetos. En ocasiones, también pueden producirse espontáneamente.

¿Cómo actuar ante Hemorragias Exteriorizadas?

Las hemorragias exteriorizadas se originan en el interior del organismo, pero la sangre fluye hacia el exterior a través de algún orificio natural. Este tipo de hemorragias pueden manifestarse por el oído, en la orina, por la nariz, por la boca, por el ano y por la vagina.

Hemorragias por el oído (otorragias)
Habitualmente, las otorragias no revisten gravedad. Sin embargo, cuando la pérdida de sangre es constante y, sobre todo, si la persona ha sido víctima de un traumatismo en la cabeza, es probable que el origen de la hemorragia sea una fractura en la base del cráneo.

¿Qué no hacer ante otorragias?
No debemos intentar detener la hemorragia
Tampoco es recomendable tapar el oído

¿Qué debemos hacer ante otorragias?
Activar el sistema de emergencias médicas.
Acostar a la víctima sobre el lado de la hemorragia a fin de facilitar la salida de la sangre.
Controlar los signos vitales.
Garantizar la adecuada movilización de la víctima, para evitar daños en el sistema nervioso central.

Hemorragias en la orina (hematurias)
Las causas de la presencia de sangre en la orina son diversas, y se clasifican de la siguiente manera:
Causas renales
Traumáticas. Contusiones, heridas o cálculos renales.
Tóxicas. Anticoagulantes, antibióticos.
Infecciosas. Infección renal.
Neoplásticas. Carcinoma.
Intrínsecas. Patología renal.

¿Qué debemos hacer ante hematurias?
Debemos prestar atención a este tipo de hemorragias
Trasladar al paciente a un centro médico

Hemorragias nasales (epistaxis)
Las hemorragias nasales pueden ocurrir comúnmente por:
Golpes o traumatismos directos que provocan la fractura del tabique nasal.
Rotura de alguna pequeña arteriola producida por la tos, estornudos, exposición prolongada al sol, rascado de la parte interna de la nariz, sequedad ambiental excesiva.
Patologías tales como la hipertensión arterial, gripe o enfermedades de la sangre.


¿Qué no hacer ante epistaxis?
No inclinar la cabeza hacia atrás ni presionar sobre el hueso. De hacerlo, existe riesgo de que la sangre pase a la faringe y provoque vómitos, o de que se formen coágulos que lleguen a las vías respiratorias.
No sonarse ni rascarse la nariz por dos o tres días, para evitar un nuevo sangrado.

¿Qué sí debemos hacer ante epistaxis?
Sentar al accidentado con la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante, a fin de evitar la posible inspiración de coágulos o de la propia sangre.
Presionar inmediatamente por debajo del hueso de la nariz, del lado de la narina que sangra, durante 5 minutos e ir aflojando la presión lentamente.
Taponar la fosa nasal correspondiente con una gasa empapada en vaselina, dejando una parte de la gasa fuera del orificio, a fin de facilitar su remoción, si fuera necesario.
Presionar nuevamente por debajo del hueso de la nariz. Después de 30 minutos comprobar que no haya sangrado anterior (por la nariz) ni posterior (por la garganta) y si la hemorragia se detuvo, retirar la gasa.
Trasladar al accidentado a un centro médico en caso de que la hemorragia no se detenga.
Hemorragias por la boca

Dependiendo de dónde provenga la sangre que sale por la boca, se pueden diferencias tres tipos:
Gingivorragias: pequeñas hemorragias en las encías.
Hemoptisis: hemorragias provenientes de los pulmones.
Hematemesis: hemorragias originadas en el sistema digestivo alto.

¿Qué no hacer ante hemorragias por la boca?
No debemos ofrecer comida ni bebida al paciente

¿Qué ante hemorragias por la boca?

Si se trata de una hemoptisis:
Controlar los signos vitales del lesionado
Colocar a la persona en posición de semisentado
Recolectar y guardar una muestra del sangrado
Trasladar a la víctima a un centro médico

Si se trata de una hematemesis:
Controlar los signos vitales del lesionado
Colocar a la persona en posición lateral de seguridad
Tomar muestra del material expulsado
Trasladar a la víctima a un centro médico


Hemorragias anales
Según el aspecto de la materia fecal, podemos determinar el origen de las hemorragias anales.

Melena: si la materia fecal es de consistencia pastosa, aspecto alquitranado (brillante), de color negro y maloliente, tiene su origen en el tuvo digestivo alto y su eliminación es lenta (se trata de sangre digerida).

Rectorragia o proctorragia: las heces de color rojo son de origen rectal o anal. Es característica en personas con hemorroides, pólipos o colitis ulcerosa, entre otras patologías.

¿Qué no hacer ante hemorragias anales?
No debemos ofrecer comida o bebida al paciente

¿Qué sí debemos hacer ante hemorragias anales?
Colocar al paciente semisentado y con las piernas flexionadas.
Aplicar agua fría o hielo en la zona, en los casos de hemorroides.
Trasladar al paciente a un centro médico.
Hemorragias vaginales (metrorragias)
Se trata de hemorragias procedentes del útero que no están relacionadas con el ciclo menstrual.

¿Qué debemos hacer?
Colocar un apósito sobre la vagina evitando introducir nada en ella, y acostar a la mujer con los pies cruzados.
Conservar cualquier tejido eliminado por la vagina.
Trasladar a la paciente al centro médico.



informacion  extraida de:
http://quehacerpara.com.ar/salud/que-hacer-ante-una-hemorragia/

No hay comentarios:

Publicar un comentario